La relación entre madera y huella de carbono
Enfrentados a una crisis climática cuyos efectos podrían acompañarnos por generaciones, organismos internacionales han comenzado a tomar acción para gestionar nuestro impacto en el medioambiente.
El cambio climático se ha convertido en algo de lo que ya no se puede hablar en pasado. El aumento progresivo en las temperaturas globales y el nivel del mar han sido presentados por expertos como cambios sin precedentes en el tiempo, cuyas consecuencias podrían ser irreversibles por los próximos siglos. 
Sin embargo, un informe del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático (IPCC), liberado en 2020, señala que la reducción sostenida de emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero podría ser la clave para cambiar esta extrema situación en la que nos encontramos, permitiendo la estabilización de las temperaturas de aquí a 2050. 
 
Diversas acciones y herramientas han sido desarrolladas con el fin de alcanzar este objetivo, siendo una de las más extendidas la "huella de carbono". Este estándar apunta a medir las emisiones de gases de efecto invernadero tanto en el ambiente como en actividades y procesos humanos. Eso permite dimensionar los efectos tanto de un proceso productivo como de cada una de las acciones que le componen, entregando una idea global sobre su impacto.
Este conocimiento es crucial para poder dimensionar el nivel de contaminación que generan diversas actividades, menciona el Subdirector de Transferencia de CIM UC y Máster en tecnologías de construcción sustentable, Felipe Victorero, ya que "la mayoría de las actividades humanas está asociada al uso de combustibles fósiles, los que (...) han terminado por provocar la mayor parte del cambio climático".
Con este conocimiento, la huella de carbono apunta a determinar si un proceso, actividad o producto genera emisiones a la atmósfera (huella positiva), permite un balance entre sus emisiones y su compensación (huella neutra) o, por el contrario, es capaz de capturar y almacenar más carbono del que sus acciones generan (huella negativa).
Gran parte de las actividades actuales poseen una huella de carbono marcadamente positiva en sus procesos, siendo la construcción una de ellas. La industria ronda el 39% de las emisiones a nivel global, y su huella se divide entre las etapas de elaboración de materiales y obra constructiva (carbono incorporado), y el uso de una edificación (carbono operacional), incluyendo cada subprocedimiento que los compone.
Según Victorero, la elaboración de productos para construir y la operación de edificaciones en materia energética son las etapas con mayor impacto de emisiones. "A modo de referencia, el 12% de las emisiones de CO2eq a nivel mundial corresponden a la producción de cemento y acero" comenta, "mientras que la operación de edificios, y principalmente su climatización, llega a representar en torno al 9% de las emisiones globales". 
El impacto de estas cifras se traduce en que 70% de la masa antropogénica, materiales y recursos procesados por el hombre, corresponde actualmente a áridos destinados a la construcción, lo que se traduce en altos requerimientos tanto de extracción como de transporte de recursos naturales, satisfechos a través de diversas maquinarias que utilizan combustibles fósiles para su funcionamiento.
"De seguir construyendo nuestros entornos urbanos de la misma forma, se espera que el sector llegue a utilizar entre un 35% y un 65% del presupuesto mundial de emisiones (...) fijado para el 2050" advierte Victorero, teniendo en cuenta los parámetros que organizaciones internacionales han fijado la meta de limitar en 1,5ºC el alza de temperaturas globales.
Sin embargo, expertos alrededor del mundo han comenzado a buscar y desarrollar alternativas que permitan volcar la huella del sector hacia un balance neutro o incluso negativo. De las diversas opciones exploradas en las últimas décadas, una de ellas ha destacado por apuntar directamente a debilidades tanto constructivas como de sustentabilidad, siendo capaz de satisfacer cada una de ellas: la madera.
 
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